“Un hábito es toda conducta que se repite en el tiempo de modo sistemático. Tener un hábito, no se resume en contar con una mera conducta asidua, sino que, debe de repetirse con un grado de regularidad que se vuelva parte de la persona misma”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que los hábitos no sanos derivan en obesidad, en problemas cardiovasculares y pulmonares, o en enfermedades como hipertensión, diabetes y cáncer, que provocan millones de muertes al año a nivel mundial.
Algunos de los malos hábitos alimenticios más comunes son los siguientes:
Consumo excesivo de azúcar
El exceso de azúcar en la dieta tiene varias consecuencias sobre la saludo como sobrepeso y obesidad, caries, diabetes, niveles altos de triglicéridos, hambre descontrolada, adicción, etc.
Se recomienda una ingesta total de azúcar no mayor a 25 gramos (6 cucharadas cafeteras aproximadamente) al día para un adulto con un peso normal.
Alto consumo de Sodio (sal)
Un consumo elevado de sodio contribuye al desarrollo de hipertensión arterial misma que incrementa el riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular.
La mayoría de esa sal procede de alimentos procesados o ultraporcesados que consumimos casi todos los días en congelados y enlatados, embutidos, pan de caja, quesos, botanas y también la sal que se añade a los alimentos al cocinar o en la mesa al momento de comer.
El consumo recomendado es menos de 5 gramos diarios de sal o menos de 1600mg de sodio.
Poco consumo de grasas buenas y mucho de grasas malas
Existen las grasas saludables como el aguacate, nueces, almendras, cacahuates, aceite de oliva, grasas de pescados como el salmón, etc. Y las grasas poco saludables presente en carnes, mantequilla, manteca, quesos, embutidos, además de las grasas trans.
Se recomienda un consumo total de grasa de 65g al día, lo cual ayuda a prevenir el aumento de peso en la población adulta y problemas como colesterol elevado, enfermedades hepáticas y arterioesclerosis.
Deficiente ingesta de frutas y verduras
El consumo regular de frutas y verduras ayuda a reducir el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades y a garantizar una ingesta diaria de fibra la cual promueve una buena digestión.
La recomendación son 5 al día, por ejemplo, 3 verduras y 2 frutas.
No tener horarios de comidas establecidos
Se recomienda hacer 4 ó 5 comidas a lo largo del día. No debemos saltarnos el desayuno ya que ayuda a mantener un adecuado metabolismo y al control de peso.
De igual manera, no cumplir con los horarios de comida provoca hambre y como consecuencia se recurre a alimentos de poca calidad y poco saludables.
No comer de manera equilibrada y variada
Una alimentación saludable debe estar integrada por todos los grupos de alimentos (grasas, proteínas y carbohidratos).
Es muy importante planificar los menús de la semana y hacer una lista de la compra para introducir la variedad necesaria.
Poco control sobre las porciones de alimentos
Las cantidades y porciones de lo que comemos es uno de los principales problemas para el control de peso ya que por lo regular comemos más de lo que nuestro cuerpo necesita y, lo que hace el cuerpo con ese exceso, es convertirlo en grasa corporal.
Recuerda visitar a tu nutriólog@ para que te oriente a un cambio de hábitos más saludables.